viernes, 20 de noviembre de 2009

COMPRENSIÓN LECTORA: LEANDRO FERNANDEZ DE MORATÍN

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DOÑA FRANCISCA. Haré lo que mi madre me manda, y me casaré con usted.
DON DIEGO. ¿Y después, Paquita?
DOÑA FRANCISCA. Después..., y mientras me dure la vida, seré mujer de bien.
DON DIEGO. Eso no lo puedo yo dudar... Pero si usted me considera como el que ha de ser hasta la muerte su compañero y su amigo, dígame usted: estos títulos, ¿no me dan algún derecho para merecer de usted mayor confianza? ¿No he de lograr que usted me diga la causa de su dolor? Y no para satisfacer una impertinente curiosidad, sino para emplearme todo en su consuelo, en mejorar su suerte, en hacerla dichosa, si mi conato y mis diligencias pudiesen tanto.
DOÑA FRANCISCA. ¡Dichas para mí!... Ya se acabaron.
DON DIEGO. ¿Por qué?
DOÑA FRANCISCA. Nunca diré por qué.
DON DIEGO. Pero ¡qué obstinado, qué imprudente silencio!... Cuando usted misma debe presumir que no estoy ignorante de lo que hay.
DOÑA FRANCISCA. Si usted lo ignora, señor don Diego, por Dios no finja que lo sabe; y si en efecto lo sabe usted, no me lo pregunte.
DON DIEGO. Bien está. Una vez que no hay nada que decir, que esa aflicción y esas lágrimas son voluntarias, hoy llegaremos a Madrid, y dentro de ocho días será usted mi mujer.
DOÑA FRANCISCA. Y daré gusto a mi madre.
DON DIEGO. Y vivirá usted infeliz.
DOÑA FRANCISCA. Ya lo sé.
DON DIEGO. Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se las permite, menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten, con tal que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo manden, un sí perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo.


1.- ¿Qué caracteriza el personaje de Doña Francisca en este fragmento?

a) El deseo de libertad para poder casarse con quien quiera.
b) El amor apasionado.
c) El sometimiento a los deseos de la madre.
d) La falta de sinceridad.

2.- ¿Qué personaje de los que intervienen en este fragmento representa mejor los ideales ilustrados?

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3.- ¿Qué pretende Don Diego de Doña Francisca en este fragmento?

a) Que se case con él.
b) Que desobedezca a su madre.
c) Ninguna de las opciones.
d) Que le hable de sus sentimientos.

4.- ¿Cómo entiende Don Diego que debiera ser la educación de las personas?

a) Una educación basada en la obediencia a los mayores, que son los que tienen experiencia para saber actuar en cada situación.
b) Una educación que debiera ser impartida por personas ajenas a la familia.
c) Ninguna de las opciones.
d) Una educación basada en la sinceridad de los sentimientos y en el alejamiento del disimulo, la hipocresía y la mentira.

5.- La estructura de este fragmento puede hacerse en las siguientes partes:

a) Ninguna de las opciones.
b) a) Diálogo entre Doña Francisca y Don Diego. b) Parlamento final de Don Diego.
c) a) Las dos primeras intervenciones de Doña Francisca y de Don Diego. b) El diálogo entre ambos personajes posterior. c) La última intervención de Don Diego.
d) a) Las dos primeras intervenciones de Doña Francisca y de Don Diego.
b) El diálogo entre ambos personajes posterior.
c) Las dos últimas intervenciones de Doña Francisca y de Don Diego.

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